Desde quien esto escribe ha tenido uso de razón, la industria de la publicidad exterior, en la modalidad de espectaculares, ha sido un caos en la CDMX: tantito por la ignorancia de los empresarios y muchito por la incompetencia de las autoridades que, si en el pasado estuvieron mal, ahora están peor… ¡no dan una!
Todo lo cual dio origen a una actividad con infinidad de anomalías que eran toleradas por el gobierno mediante una lana, a menudo una lanota, por debajo del escritorio. Tan es así que, desde que esta nueva administración llegó al poder, los funcionarios responsables no han hecho nada: ni han dado licencias, ni han expedido multas, nada. Y no porque se hicieron de la vista gorda, sino por la simple y sencilla razón de que, acerca del exterior, no saben ni qué onda. Otra vez nada de nada.
Así las cosas, a mediados de julio de 2019 un espectacular se cayó una noche sobre el Viaducto, a la altura del Panteón Francés y la empresa propietaria, Publicidad Castro Rodríguez, se tardó más de seis horas en aparecer a pesar del caos que se provocó. Llegó mucho antes la Jefa de Gobierno, (¡s´ordenes, jefa!) quien montó en cólera y amenazó con tomar medidas más severas con respecto a la actividad… solo que, cuando pidió los archivos del caso a SEDUVI, esta dependencia salió con la embajada de que “casi no tiene nada”: sus recientes cambios de domicilio, el primero de los cuales fue motivado por el sismo de 2017 provocaron que casi toda esa documentación se perdiera por lo que ahora hay que empezar prácticamente de cero.
Pero… ¿y como está esa industria?
Pues yo diría que incluso bastante bien: con una planta instalada de más de 11 mil estructuras, de las cuales mas o menos 5 mil están en el tan mentado padrón que se hiciera a fines del sexenio de Marcelo Ebrard. Para que te des una idea, querido lector, de cómo están las cosas de desorganizadas en el sector, para su universo de la planta instalada solo se han expedido, a lo largo de décadas de historia… ¡120 licencias! Ciento veinte para once mil: ya ni la burla perdonan.
Así que lo primero que ya hizo Doña Claudia Sheinbaum fue el ordenar que se abra de nuevo la ventanilla expendedora de licencias, que ya está funcionando a la velocidad de una tortuga porque, insistimos, todo su personal es nuevo y apenas está aprendiendo. Lentitud que ha sido aprovechado por ciertos despachos de abogados que han hecho creer que “se está preparando un nuevo Reglamento que va a prohibir los anuncios exteriores de todo a todo, mejor hay que esperarse a ver qué pasa…”.
Y es que, insistimos, el que los exteriores estén irregulares es algo que mucho conviene a ciertos licenciadillos que viven de asustar y extorsionar a las compañías, a las que cobran buenas igualas por defenderlos de nada.
Como muestra de que ese rumor es por entero falso se tienen, de entrada, tres hechos:
- En la convocatoria que se publicó en el Diario Oficial del Gobierno de la CDMX para invitar a los interesados a obtener sus licencias, en ningún momento se menciona dicha prohibición y/o nuevo reglamento.
- Se ha determinado ya una cantidad a pagar, que no es por intrigar, pero que al gobierno le urge: 70 mil por cara por año.
- Una diputada de Morena ha propuesto que, para que no sean un peligro, las estructuras de anuncios comerciales en azoteas se chequen por personal especializado, cada tres meses.
¿Ustedes creen, queridos lectores, que se iba a supervisar lo que se va a prohibir?
Porque, para acabarla de amolar, las autoridades ni tienen al personal necesario para dicha supervisión, ni tienen lana con que pagarlo.
Conclusión, si tú eres empresario del exterior, lector querido, te sugerimos no dejarte llevar por la primera opción legal que te llegue, que puede ser de algún tinterillo sin escrúpulos, de esos que tanto abundan en esta profesión, lector querido.
Mejor consulta a los profesionales.
Y si quieres un tip, llama o escribe a Antonio Delius al tel. 55 5579-6519 o delius.elpublicista@gmail.com