Desde un principio hemos señalado aquí que el tan traído padrón de escrituras para anuncios espectaculares en la CDMX estuvo mal desde sus inicios; de los 11 mil soportes existentes en estos momentos solo aparecieron ahí 4 mil (de los cuales un mil le fueron asignados a Marcelo Ebrard una semana antes de concluir su mandato).
Así, el llegar la 4T al Gobierno de la CDMX se le hizo fácil decirse a sí misma “este es aguacate y me lo embarro en mis teleras” y se lanzó a disque ordenar las cosas: 4 años después, lejos de avanzar, se puede decir que hasta ha retrocedido. Y ha retrocedido porque a los constantes y continuos cambios que Doña Clau Sheinbaum ha realizado entre el personal encargado, (en su mayoría puros improvisados) habría que añadir también los cambios de domicilio en los que, ahora deducimos, muchas cosas se perdieron: ya ven ustedes, mis queridos amigos, que en las mudanzas todo se extravía.
Así las cosas, viendo que si no se aviene a negociar con la industria, Doña Clau corre el riesgo de perder las próximas elecciones, el ahora titular de SEDUVI, Rafael Gómez Cruz está pidiendo a las empresas “que le presenten su padrón”. ¿Perdón… cómo dice qué dijo?
¿Pues qué no se supone que toda esa información la tiene el Gobierno completa y al día… entonces, para que la quiere otra vez?
La verdad, nuestros queridos lectores, es que las autoridades no saben ni lo que tienen, si es que lo tienen. Y están tratando de que otros les hagan su trabajo. Pero… ¿para qué?
Me atrevo a sugerir una teoría: después del desplante tiránico de obligar a los industriales a subir de gorrita café la campaña de apoyo a la revocación gracias a lo cual las cosas le salieron más o menos aceptables al presidente López, la 4T enfrenta una temible disyuntiva: o negocia con esas empresas, o paga lo que es debido… o pierde las elecciones y Doña Clau se va a la pilford.
Porque eso de forzar a la industria a darle anuncios a la 4T fue una bribonada y ahora hay que tener cuidado porque falta que por ahí se quiera seguir: y no, no se vale.
Si me permiten una última observación, mis queridos lectores, la última y nos vamos, soplan vientos de unión. Porque si los industriales se unen bien y ahora, al Gobierno no le va a quedar otra más que negociar.