Hasta hace poco, era por demás común escuchar la siguiente conversación entre una agencia y un medio:
-Fíjate que a nuestro cliente le gusta mucho la ubicación de tu anuncio, de hecho creemos que es la mejor en México, pero no te podemos contratar porque tú no tienes convenio con la agencia- decía esta última. A lo que el medio replicaba:
-Pero si es la mejor por impacto y precio, no creo que haya mejor compra en toda la ciudad…-
-Pues sí, pero si no te pones a mano no te podemos contratar…- respondía el cínico de la agencia.
Y eso sucedió miles de veces sin importar para nada los intereses de la marca. Porque se supone que los clientes nos contratan para que ese les recomiende lo mejor en alcance y frecuencia y no al que mejor comisión, (léase mordida) le paga a la agencia.
Y ahora, que tantos abusos han desembocado en la nueva Ley de Transparencia de Medios, las centrales andan apurando a sus proveedores, los medios, para que “firmen el convenio” toda vez que la ley no puede ser retroactiva. O séase “ya firmaste, ya te fregaste”.
Aguas, amigos medios, más vale esperarse.