La fecha incluso tuvo algo de cabalístico: la noche del miércoles 13 de julio, para amanecer el jueves 14, aparecieron en el Centro Histórico de la CDMX, en un radio de más o menos un kilometro a partir del Zócalo, los muebles urbanos como los que aparecen en esta foto: para el viernes 16 de julio ya muchos de ellos estaban ocupados por gente que venden dulces, botanas y baratijas. Solo algunos venden revistas y periódicos. Se trata, conforme a su diseño, de puestos para venta en la vía pública, a costearse vía la venta de publicidad… ¿y los permisos, amá?
Nótese que hablamos en femenino porque, a no dudarlo, la que tiene que salir a dar una explicación de esto es la Sra. Claudia Sheinbaum. Porque, nomas de verlos, puede uno deducir que quienes están ocupando ya esos puestos son acarreados y otra gente de infantería. Porque, además y a pregunta expresa de este reportero, una pareja encargada nos respondió:
-“Nosotros no sabemos nada, cualquier pregunta deberá hacerla al patrón y el ahorita no está ni sabemos cuándo va a venir…”- nos contestaron.
-¿Quiere decir que este puesto no es propiedad de ustedes…?- volvimos a preguntar.
-“No, nosotros solo somos empleados, el dueño del puesto es él y no sabemos cómo se llama…!- volvieron a respondernos de mala gana.
O sea que un tercero, seguramente un lidercillo, se está beneficiando de las concesiones del Gobierno de la CDMX para enriquecerse: todo en lugar de que esa concesión beneficiara en realidad a los trabajadores.
Pero, ultimadamente… ¿con que derecho se pone la Sra. Sheinbaum a repartir un espacio público que no es de ella y a quienes se está beneficiando?
Porque, por un lado, el gobierno pregona a grito pelado que está en contra de la publicidad en la vía pública, trata de prohibirla a toda costa y le hace la vida imposible a las empresas legalmente establecidas del ramo. Pero, cuando llega a la cazuela del mole, entonces sí, se despacha con la cuchara grande. Eso es ser hipócrita Doña Claudia: si lo está haciendo para ganar votos para la 4T solo está haciendo quedar a su gobierno como corrupto.